domingo, 23 de junio de 2013

TESORO DEL ROMÁNICO ESPAÑOL. CRUCIFIJO DE FERNANDO I Y SANCHA.



     Es anónimo y se sitúa dentro de la escultura románica del siglo XI. La escultura románica está en conjunto con el edificio y sobre todo con el objetivo de atraer a los fieles, ya que esta decoración tiene un fin didáctico. El escultor románico, compone sus figuras con arreglo a fórmulas ideales, geométricas, por lo que es poco naturalista. En las representaciones se procura destacar la conciencia de pecado y de la necesidad del arrepentimiento. En la piedra, la madera o el marfil, los escultores muestran una gran maestría y como ejemplo tenemos este crucifijo.


     Procede de la Colegiata de San Isidoro de León y en la actualidad se conserva en el museo arqueológico de Madrid. Está hecho en marfil, en torno a 1063, mide 52 cm de altura y está decorado en relieve por los dos lados.