domingo, 20 de noviembre de 2011

ÉDOUARD MANET. OLYMPIA. 1865.

 


     








      


     Manet nació en París el 23 de enero de 1832, en una familia de la alta burguesia. Sentó las bases de la búsqueda impresionista sin nunca formar parte, oficialmente, del grupo. Su obra se basó en un atento estudio de los maestros del pasado como Velazquez, Goya y Rubens y una profunda reflexión acerca de la realidad contemporánea. La novedad de las primeras obras de Manet fue el empleo de un lenguaje pictórico tradicional para temas de gran actualidad. Convirtió en protagonista de sus telas a la vida burguesa de la época: las reuniones dominicales en las Tullerias, un ballet español de gira por París, una joven prostituta o el público de las carreras de caballos. Las telas de Manet, defendidas sobro todo por algunos literatos como Zola, Baudelaire, fueron acogidas con hostilidad por la crítica oficial. No
agradaban sus temas, a los que se consideraba indignos de una exposición oficial. A pesar de su sufrimiento, debido a los numerosos rechazos por parte de los jurados del Salon y de la crítica, y por los escándalos provocados por sus obras, Manet nunca desistióde su búsqueda convirtiéndose en un símbolo para los jóvenes pintores deseosos de superar las barreras de la pintura académica.

     Expuesto en 1865 en el Salón, donde en circunstancias normales habría sido rechazado, pero el jurado se había vuelto más flexible. Suscitó un gran escándalo que condenó a Manet a una carrera en perenne lucha con los círculos oficiales. El artista interpretaba dos fuentes célebres, la Venus de Urbino de Tiziano y la Maja desnuda de Goya. Nada en el cuadro permitía dudar que se trataba de una prostituta, desde el nombre hasta las pantuflas de cortesana. Olympia nos mira sin sonreir, privando a la imagen de todo acento romántico y sentido de misterio. Tampoco la presencia de la camarera de color era una novedad, pero ya no era posible tomarla por la esclava del harén, como en muchos cuadros de asunto exótico. Manet se valió, por otra parte, de una ejecución cruda, construyendo la obra sobre el contraste de las zonas claras y oscuras.

     A diferencia de la Olympia de Manet la obra El nacimiento de Venus de Alexandre Cabanel de 1863 tuvo un gran éxito. El desnudo no pertenecía a una mujer de la época, sino a una sensual e idealizada Venus clásica.

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