martes, 1 de mayo de 2012

JOHN WILLIAM WATERHOUSE. LA DAMA DE SHALOTT. 1888


    Esta pintura se inspiró en un poema de Alfred Tennyson que a su vez estaba inspirado en una
leyenda artúrica. La dama de la leyenda estuvo presa durante años en una torre situada en la isla de un rio, donde su única actividad era tejer. Sabía  que no debía mirar nunca a través de la ventana porque, si lo hacia, caería sobre ella una terrible maldición. Así pues, se dedica a observar el mundo exterior a través de un espejo. Cuando un caballero, sir Lancelot, pasó junto a la torre montado en su caballo y cantando, la doncella se enamoró de él instantáneamente.
La joven abandono su telar y corrió hacia la ventana, pero entonces el espejo se rompió  y ella entendió que había sido maldecida. Salió de la torre y subió a un bote, navegando a la deriva hacia Camelot y hacia su muerte.

    Waterhouse representa el momento del embarque, el momento del abandono del que ha sido su hogar. El artista pinta con una asombrosa fidelidad la naturaleza. El estilo pictórico de Waterhouse se mantuvo prácticamente inalterable en toda su vida, pero en cualquier caso, la temática de sus obras va cambiando según la etapa que atravesaba. En una primera etapa podemos distinguir obras de temática clásica, correspondiente a los viajes de Waterhouse por Italia. A partir de 1880 inicia una nueva época basada en temas literarios, donde se ve una clara influencia de la mitología y literatura griegas. A partir de 1900, influenciado por el Impresionismo, se muestra más tranquilo y utiliza colores más claros y brillantes. Esta pintura pertenece a su etapa prerafaelista, que recuerda al prerafaelismo temprano.

Sobre el bote puede verse el bordado que la dama  ha estado tejiendo durante su cautiverio a traves del espejo. La escena representa a Lancelot montado sobre su caballo.








La cara de la dama es de resignación, sabe que su muerte es inminente.










La cadena mantiene el bote amarrado a la isla. Representa el miedo a la misteriosa maldición.








 Las velas han sido apagadas por el viento.











El crucifijo es un recordatorio de la muerte y sugiere que la dama ascenderá al cielo.























Las hojas recuerdan el otoño. Este detalle recuerda a la pintura de Millais Ofelia, una obra muy parecida en tema y símbolos.






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