jueves, 12 de septiembre de 2013

EL MOISÉS DE MIGUEL ANGEL. 1505-1545.

     Es una escultura renacentista del siglo XVI, Cinquecento en Italia. Es la figura central de la tumba del Papa Julio II,  en la iglesia de San Pedro in Víncoli, en Roma. Realizada en mármol de Carrara en bulto redondo, de cuerpo entero y sedente.

     El tema es bíblico, el profeta Moisés, al regresar de su estancia de cuarenta días en el monte Sinaí, portando bajo el brazo las Tablas de la Ley para enseñárselas a los israelitas, contempla horrorizado cómo éstos han abandonado el culto de Jehová y están adorando al Becerro de Oro.

     El modelado es perfecto; Miguel Ángel ha tratado el mármol, su material predilecto, como si fuera plastilina. El estudio anatómico es de un naturalismo asombroso. El mármol blanco pulido deja resbalar la luz. Las ropas caen en pliegues donde juegan luces y sombras dando a la figura volumen. 

     La composición, muy estudiada, es cerrada, clásica; se estructura en un eje vertical desde la cabeza hasta el pliegue formado entre las piernas del profeta, cuya figura queda enmarcada por dos líneas rectas verticales en los extremos. Existe un ligero contraspposto; se usa en la escultura para dar movimiento, una de las piernas está fija en el suelo y la otra se adelanta, los brazos hacen los propio mientras la cabeza mira hacia un lado simulando un paso.

    





     Con esta compleja composición, el artista sugiere el movimiento en potencia; los músculo están en tensión, pero no hay movimiento en acto. Consigue que este coloso no resulte pesado. Capta el instante en que Moisés vuelve la cabeza y va a levantarse, lleno de furia ante la infidelidad de su pueblo. Esta ira que le embarga se expresa en su rostro, que se contrae en un gesto ceñudo. Miguel Ángel abandona los rostros serenos de su primera época y opta por una expresividad acentuada, anuncio del Barroco. Moisés está lleno de vida interior. Posiblemente sea producto no sólo de su propia evolución personal, sino también de la influencia que sobre él ejerció el descubrimiento del grupo helenístico del Laoconte.

     Podemos ver en esta escultura las características del estilo renacentista: búsqueda de la belleza, acentuando naturalismo, interés por la figura humana y su anatomía, tal como corresponde a la cultura antropocéntrica del periodo humanista, al igual que en la Antigüedad clásica: composiciones equilibradas, armoniosas, movimiento en potencia, perfección técnica.

     El Moisés, es de su segunda etapa. Pertenece al sepulcro del Papa Julio II, su mecenas, que se lo encarga en 1505, aunque el artista no lo termina hasta 1545, de un modo muy diferente a como lo había proyectado. El proyecto original consistía en una tumba exenta, a cuatro fachadas, con más de cuarenta grandiosas estatuas, que se colocaría bajo la cúpula de San Pedro del Vaticano. Este delirante proyecto irá reduciéndose por motivos económicos y familiares (ya muerto el pontífice) hasta que Miguel Ángel lo diseña como un sepulcro adosado. Esculpe los Esclavos, alusivos a las ataduras de la vida humana, y la Victoria, pero no se encuentran en el sepulcro definitivo, emplazado en San Pedro in Víncoli, dónde sólo figuran siete estatuas: Raquel y Lía, que representan la vida contemplativa y la vida activa, el grandioso Moisés y algunas otras apenas desbastadas.



                                           


     Algunos han querido ver en el Moisés un retrato idealizado del propio escultor o del Papa Julio II, temible guerrero y líder espiritual, al igual que el profeta bíblico. Otros piensan que puede ser un símbolo de los elementos que componen la Naturaleza; así la barba representaría el agua y el cabello, las llamas del fuego. Para Miguel Ángel podría simbolizar la fusión de la vida activa y la contemplativa, según el ideal neoplatónico.

     Miguel Ángel Buonarotti es el más importante del Cinquecento italiano. Imagen del genio renacentista, ejerce con maestría en  todos los campos ( arquitectura, pintor, poeta) aunque se siente escultor. Busca expresar en sus obras una Idea, en el sentido neoplatónico: una belleza que sea expresión de un orden intelectual. Toda su vida será un titánico esfuerzo por liberar la forma de la materia que la aprisiona.

     Pasa por distintas etapas artísticas: Juvenil ( 1491-1505 ), en Florencia, muy clasicista, en la que busca la Belleza ideal, como en la Piedad del Vaticano. Etapa de Madurez ( 1505-1534 ), en Roma,  aparecen tendencias manieristas y empieza a disolverse el ideal estético clasicista, como el Moisés y los Esclavos. Etapa de Vejez ( 1548-1564 ), en que consuma la ruptura y busca la expresión de la Idea, como en su Piedad Rondanini.

     

     

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